El metal comenzó a utilizarse en arquitectura e ingeniería civil a finales del siglo XVIII. Al mismo tiempo que avanzaba la Revolución Industrial y se disparaba la producción de hierro y fundición, el metal se utilizaba cada vez más masivamente. A partir de entonces, el diseño y la práctica de la arquitectura se transformaron dramáticamente y se popularizó el uso de las estructuras metálicas en la arquitectura.
Empleadas inicialmente por razones técnicas, las estructuras metálicas se utilizaron para mercados cubiertos, estaciones de tren, puentes, galerías cubiertas, grandes pabellones en las ferias universales y todas las construcciones transitorias.
La primera cualidad del hierro y de sus productos derivados fue que resiste al fuego. De ahí que desde 1830, debido a la luz de las velas y luego a la iluminación de gas, todos los teatros se construyeran en hierro. Este material era mucho más resistente que la madera o la piedra. Permitía aumentar luces, o igualar luces para aligerar o abrir edificios e instalar grandes muros de vidrio.
El primer puente metálico que se construyó en París fue el Pont des Arts, entre 1801 y 1804, durante el Primer Cónsul. Otro ejemplo de las primeras estructuras metálicas podría ser la reconstrucción de la cúpula del edificio de la Alhóndiga que había sido destruida por un incendio en 1802.
El arquitecto François-Joseph Bélanger y el ingeniero François Brunet recibieron el encargo de reconstruir el tejado y, en 1811, una nueva cúpula. Hecho de hierro cubierto con hojas de cobre brillaba sobre el edificio. En 1838, el cobre fue sustituido por el vidrio. Cerrado en 1873, el edificio fue destinado a la Cámara de Comercio en 1885 y transformado en mercado de productos básicos por el arquitecto Henri Blondel, que lo recubrió de piedra.
Estructuras metálicas: así se popularizó
La producción de metal se multiplicó por diez entre 1820 y 1870 y el metal era cada vez más asequible para los constructores. Para las columnas y elementos decorativos se utilizó hierro fundido, producto bruto del alto horno, y hierro para el esqueleto y las estructuras.
Sólo después de 1890 se empezó a utilizar masivamente el acero, ya que antes su utilización se limitaba a construcciones mecánicas y a armas. En 1845, la huelga de carpinteros parisinos, que duró varios meses, contribuyó a acelerar el uso del metal en la arquitectura. Al no disponer de madera, los constructores utilizaron hierro para lograr su construcción, y participaron en la difusión de un material hasta entonces apenas utilizado.
A mediados de siglo se suscitó un debate entre los defensores del eclecticismo, que copiaban estilos del pasado, y los racionalistas para quienes el hierro era un nuevo material que podía generar innovaciones.
La biblioteca Sainte-Geneviève de París construida entre 1844 y 151, el Palacio de Cristal de la Exposición Universal de 1851 en Londres o incluso la iglesia de Saint-Eugène, donde esbeltas columnas de hierro fundido soportan el peso de una visible red de nervaduras, contribuyeron a esta nueva arquitectura liderada por Labrouste, Horeau, Boileau y Viollet le Duc.